Mural de Álvaro Sermeño

Mural de Álvaro Sermeño
Fragmento de Mural, Autor: Álvaro Sermeño (Pintor salvadoreño)

El Arte Mural es una manifestación del arte popular del arte público

El Arte Mural es una manifestación colectiva del arte popular y del arte público, mágicamente, las paredes se tornan lienzos para los pintores y pintoras que práctican una de las más antiguas manifestaiciones del arte parietal, considerado así, por los historiadores del arte, el arte muralístico es parte de una manifestación milenaria, practicada en todos los continentes y en casi todas las antiguas culturas y sociedades del planeta, de esta manera el arte mural se llenaba de magia, en el periodo del pealeolítico superior se tornaba en rito a la caza y a la fertilidad, y en otras culturas a las conmemoraciones de los astros, la religión y el mito. Antropologicamente, se han analizado y registrado que su práctica obedeció a muchas posibilidades desde las manifestaciones rituales de la Caza hasta la simple decoración que reproduce la cromática naturales del paisaje y de las diversas formas que el pintor interpreta de la sociedad... Entrego de esta manera, parte de algunos criterios, que a manera de ensayo presento para la discusión de estos temas tan imprtante en la compresnsión del papel o rol que juega el arte mural en una sociedad como la nuestra, la sociedad salvadoreña es muy compleja y desde el campo del arte pretendemos dar una interpretación de dicha complejidad social e histórica. Así como la pintura mural, surgen otras inquietudes de la mancha sobre las paredes, desde la pinta política hasta el grafitti juvenil en sus diferentes dimensiones y sub grupos sociales,tanto urbanos como rurales, desde pandillas hasta las tribus urbanas que son parte importante de nuestro análisis integral de la realización de un arte gráfico contemporáneo que se expresa en las calles.

Presento parte de mis propuestas para que comencemos a conocer y comprender las diferentes manifestaciones de las imágenes en las paredes de nuestras ciudades, pueblos, caseríos y comunidades; desde la práctica dentro de los ritos religiosos hasta la práctica de lo profano, de lo cotidiano a lo obvio, lo cual contribuye a las imágenes plasmadas sobre las paredes que retornan a la realidad las imágenes interpretativas de este mundo material objetivo, interpretado y plasmado desde el campo de la plástica nacional hoy en día

Enlazando con los espíritus de la Tierra

Enlazando con  los espíritus de la Tierra
Enlazando con los Espíritus de la Tierra, "El Pacto", Autor Álvaro Sermeño

jueves, 21 de enero de 2010

El Papel del Arte y su compromiso ante los Pueblos Originarios






Fragmento de mural sobre pared. Autor: Álvaro Sermeño-
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A MANERA DE ENSAYO: “EL COMPROMISO DEL ARTE Y SU PAPEL TRANSFORMADOR EN LA SOCIEDAD: EL ARTE DE LOS PUEBLOS ORIGINARIOS ES UN ARTE NEGADO POR LA SOCIEDADES OCCIDENTALIZADAS, REFLEJO DE UNA SOCIEDAD CLASISTA Y DISCRIMINATORIA.


EN EL MARCO CONMEMORATIVO DEL 12 DE OCTUBRE DE 2009-

Por: Álvaro Sermeño.

El arte constituye una de las formas de conciencia social, y especialmente, una de las formas de comunicación humana, para esto, es necesario aclararnos primeramente algunos conceptos en torno al papel que juegan las imágenes estéticas en el mercado capitalista, el cual reduce a la labor creadora del trabajador, obrero –artista, considerando el arte una mera mercancía. En ese”juego”, mucho de los creadores de arte producen su obra bajo los cánones y criterios de la demanda del estado capitalista, y no de la demanda de la necesidad del consumo del deleite de la obra estética creadora por los grandes sectores populares productivos laborales (del proletariado). Sino éste se reduce al consumo en los círculos pequeños de las élites, la pregunta es: ¿cómo se considera la obra de arte producida por manos del pueblo de obreros, campesinos, mujeres y hombres, y en especial el arte de las poblaciones indígenas? Para esto, la producción del arte de los pueblos originarios, si se le reconoce como tal, en una manifestación estética de los que el mercado capitalista denomina “artesanías o artesanales”. Dichas manifestaciones, gozan del valor simbólico iconográfico de ser elaborado por “indios”, y cuando esto sucede, por lo general es totalmente anónimo. Ante éste atropello del derecho legítimo de su autoría intelectual individual- colectivo, el arte elaborado por las manos del intelecto indígena, se convierte nada más en pieza vendible; desde el punto de vista mercantilista, en una cosa “bonita”, “decorativa”. Más que considerada en una expresión estética legitima creadora.

El truco del capitalismo frente a la autoría intelectual, es que vale más la firma del autor que la obra por su contenido y forma en sí. En ese sentido, si el autor goza de prestigio, aumenta la demanda del valor de uso y valor de compra de cada obra (lo cual juega como sinónimo de símbolo de poder adquisitivo) “es en el verdadero valor” que encierra la obra en sí, quizás por su forma y no por su contenido. Por tanto, analicemos, como el capitalismo neoliberal, desvalora una producción intelectual, una pieza u obra de arte cuando se le considera falsa, y no legítima adjudicada anteriormente a un determinado, autor de prestigio, famoso. “Es precisamente, “la firma la que vale” y no en sí la obra producida estéticamente bajo los cánones occidentales elaborados por un creador.

Pero volviendo a nuestro análisis de contenido de la obra de arte producido o parido por los pueblos originarios. En el caso de ser llamado: “arte indígena”, o “las artes de los pueblos primitivos”, en antropología, se hacen valoraciones como el arte de numerosos pueblos llamados “primitivos” es considerado despectivamente “primitivistas”, pero bajo un enfoque peyorativo de ser considerado una producción exótica, poco común en estos laredos. No cabe duda que el arte producido por los pueblos originarios son el resultado de un largo proceso cultural muy propio, aunque en muchos casos sea el resultado sincrético, en donde juega un sistema complejo simbólico- sígnico, entre un significante y un significado estético- ideológico, y que contenga un alto valor artístico cultural; no obstante, posee en sus entrañas, implícitamente, un alto contenido ritual, simbólico. El arte de los pueblos originarios es a igual tan valioso como otra manifestación universal de las culturas del globo en el cual cohabitamos, producido por las manos originarias de los pueblos que lo paren, y no bajo conceptos de los cánones occidentales. En sí, es un arte que cumple con los procesos de comunicación humana, dentro de la comunicación estética del arte en general, por tanto, es un arte creador dentro de un proceso decodificador del pensamiento de los pueblos originarios, y en realidad se convierte en auténticos signos artísticos.

Así, cada pieza producida por los pueblos originarios debe de elevarse por parte de los sofistas e intelectuales burgueses y de sus lacayos servidores pseudo burgueses, quienes niegan a la producción estética de los pueblos originarios la categoría de arte. No cabe duda, que lo importante para el mercado mundial globalizado es el arte occidentalizado, que produce dividendos. Tanto, en otros continentes como China, Oceanía, África, o en cualquier parte del mundo el arte de los pueblos originarios se transforma en manifestaciones de la conciencia social. Y como una de las formas de conciencia social, el arte es el reflejo o el producto de las sociedades que lo producen. Cada manifestación estética encierra un valor estético simbólico creador histórico cultural de la sociedad que lo produce.

En El Salvador, el registro histórico de las iconografías antiguas ha estado sumergida en la total obscuridad,, no sabemos mucho de lo ocurrido en términos de las autorías labores artísticas de los periodos ancestrales, para lo cual tenemos numerosos ejemplos en el anonimato, tales como el arte representado plasmado y aparecido sobre las rocas, uno de éstos son los petrograbados del cual no podemos interpretarlos ligeramente con ojos occidentales del siglo XXI, igualmente, las numerosas iconografías sobre las piezas prehispánicas como son las cerámicas monocromas y policromas, tanto, vasijas, piezas escultóricas en arcillas con formas zoomórficas, antropomórficas, fitomórficas entre muchas otras, que narran o representan escenas de la vida cotidiana, así como de guerreros, de tomas de poder o simplemente formas decorativas geométricas que aluden a las mágicas formas representadas en los panteones mesoamericanos, serpientes, jaguares, ranas o sapos, lagartijas u otros reptiles,; aves como los cuauces, gavilanes, águilas, tecolotes, auroras o búhos,; y en piedras, numerosas estelas, relieves en estucos, construcciones piramidales, y diseños o escrituraciones, ilustraciones sobre papel de higueras de los ya escasos códices sobre papel de amate como son los tonallamatl, tonalpohualli, tzolkin, chobalkij. Estas últimas producciones científico-artísticas intelectuales fueron presas de las hambrientas hogueras del conquistador, sujetas igualmente, con mayor facilidad al deterioro ambiental biodegradable, y por tanto, a las quemas despiadadas en las llamas del conquistador bestial inquisidor clerical.

Desde los periodos formativo, pasando por el clásico y de éste, al posclásico mesoamericano, el arte prehispánico se ejecutó con maestría sobre múltiples superficies planas, en paredes de las estructuras de muros de talud- tableros, pirámides y otras muchas edificaciones; así vemos como se elaboraban esculturas en piedra, estuco, barro o arcilla, jade, pirita, andesita, entre otros muchos materiales duros y blandos modelables, tanto en hueso, madera y demás materiales alternativos.

Pero, que sucedió con las manifestaciones artísticas en la Colonia centroamericana. Recientemente visité Antigua Guatemala, para constatar la producción artística de este periodo, y en especial, la incidencia que tuvo la mano de obra artística indígena en dicho periodo colonial, orientando a un grupo de un centenar de estudiantes en la carrera de la licenciatura en artes plásticas de nuestra Alma Máter, Universidad de El Salvador, todos estudiantes de la Escuela de Artes, de la asignaturas de Historia del Arte IV y Antropología Cultural. Pudimos constatar en Antigua Guatemala, hasta la fecha se le niega al indígena tener acceso a dicho lugar, sobretodo a colocar y vender sus productos elaborados estéticamente en las calles de Antigua, por lo tanto, pudimos constatar que sigue siendo una CIUDAD PARA LOS BLANCOS, no cabe duda, que al indio se le utiliza solamente para la promoción estamparía visual de la captación mercantil y la industria capitalista turística. Al indígena se le sigue negando su papel de productor de una prodigiosa estética que alimenta el espíritu de los pueblos originarios.´ Para el indígena, poner un pie en el suelo de algunas ciudades modelos coloniales es un reto a lo no compartido, o alcanzable en el prototipo de considerársele heredero legitimo de dichos espacios físicos que le son negados, y que ancestralmente le pertenece; legítimamente, es un suelo que le pertenece ancestralmente.

En el arte colonial la mano del artista indígena plasmó con sus atributos estéticos e intelectuales, un sello de identidad que marca la diferencia a lo considerado netamente europeo colonial; logrando así, un arte exquisito, que lo podemos apreciar en las numerosas construcciones de iglesias coloniales en Centroamérica, de igual manera en su cerámica y demás expresiones de la plástica de dicho periodo. Especialmente, en El Salvador en las iglesias de pueblos emblemáticos tales como: Izalco, Panchimalco, Santo Domingo de Guzmán, iglesia del Pilar en San Vicente y muchas otras más que se nos escapan del listado, que forman parte de nuestro patrimonio histórico cultural, arquitectónico, arqueológico e histórico salvadoreño, todas estas edificaciones son muestras de la presencia e incidencia de la mano de obra indígena. Tanto en la imaginería escultórica, placas de gratitud y otras prácticas rituales, sustituyeron al antiguo códice profético, en las numerosa imágenes plasmadas en yesería, en pinturas al fresco, óleos, y numerosas poesías hechas oraciones que mágicamente escondieron o disfrazaron hábilmente hechas en metáforas, a las antiguas deidades para continuidad de su ritualidad, donde las antiguas formas espirituales y antiguos iconos prehispánicos ancestrales fueron cambiados o sustituidos por las nuevas deidades cristianas. En la colonia, el arte hecho por indígenas son precisamente anónimos, y el anonimato fue una constante primordial que los blancos le negaron al indio; tanto, en la calidad de ser considerados artistas.

El artista mesoamericano llamado tlacuilo, indígena que hábilmente transmutó, disfrazando metafóricamente a estas imágenes, así vemos como antiguas deidades, se convirtieron en los santos de la devoción del pueblo, ejemplo lo vemos en el icono de la Tonanzin, la cual se transformó en la Guadalupana; muchas vírgenes son en realidad las equivalentes a Ixchel, Itzaná, Mesti, sihuacoatl, sihuaticutli, Ixcoatl, entre otras para mencionar algunas de las múltiples o numerosas deidades que existían en el pensamiento indígena en Mesoamérica; igualmente, muchos de las imágenes de los santos católicos subyacen como contrapartes del concepto de vida. Muerte, dualidad que comparte una serie de simbologías, tales como machimón, o el San Simón, son un ejemplo.

El etnocentrismo cultural en contra de la producción artística indígena solamente es un atractivo cosmético de las empresas turísticas con fines económicos mercantilista, donde se hunde la dignidad productiva del arte de los pueblos originarios a la miseria económica. Lo exótico y lo vendible, lo cual produce jugosas ganancias a las clases mercantilistas dominantes y no al indio, en todo caso, son formas de concepciones del manejo caprichoso de las marejadas, a una serie de valoraciones antojadizos del comerciante capitalista. En términos generales. El arte producido en las entrañas del pueblo que denuncia, señala el pisoteo al cual es víctima, son negadas a la categoría de arte. Las grandes mayorías de las fuerzas productivas artísticas llamadas el proletariado, en la producción estética son las que le producen capital financiero a las elites capitalistas, éstas son consideradas por los estetas burgueses, simplemente calificadas de artesanías en muchos casos, y no en un arte. No cabe duda que esto, es una negación al alto nivel estético desarrollado espiritualmente, que desde los ancestros el arte estuvo ligado a la intención ideológica de transmitir significados de dominio sobre el otro. En las numerosas imágenes que hasta hoy en día se produce por las manos de los pueblos testimonios, encontramos muchas de estas aseveraciones, en torno al papel que juega el indígena como productor de imágenes estéticas.

Hoy a casi 520 años, del último baqtún de la cuenta larga calendárica del haab, esperamos se cierre el gran ciclo de la obscuridad y resurja el Sexto Sol, equivalente al gran ciclo de la luz del primer baqtún en la nueva cuenta larga. Desde la producción muralística artística en Bonampak, hasta los murales de los mexicanos tales como Guadalupe Posada, Diego Rivera, David Alfaro Siqueiros, José Clemente Orozco, o el gran pintor indígena ecuatoriano Oswaldo Guayasamín, o la ya transmutada a la vida inmortal, la intérprete y cantante-poeta Mercedes Sosa, que con su dulce canto de gorrión y vuelo pausado del cóndor viajó al mundo del Mictlan, hoy todos ellos forman parte de un hito en la América Milenaria y solamente, los tenemos presentes desde el plano espiritual, entre otros, encontramos algunos artistas pintores dedicados a plasmar las entrañas de lo que es ser originario, bajo las temáticas relacionadas a los pueblos originarios no escapamos a las referencias artísticas en El Salvador, del antiguo Cuscatán, la tierra de Quezalcoatitan, tenemos algunos de éstos ejemplos como fueron el gran nahual blanco Salarrué, José Mejía Vides, o a nuestro recordado hermano tamastiani maestro de la plática del pincel Camilo Minero, guerrero de las luchas populares por alcanzar mejores niveles de vida, todos ellos son guerreros jaguares del arte plástico pictórico, todos aquellos quienes fomentaron la reivindicación de los pueblos indígenas después de las masacres contra la insurrección popular desatadas en 1932 a manos de la sanguinaria dictadura militar de Maximiliano Hernández Martínez, a dicho periodo se le denominó más tarde como la dictadura del martinato.

Contemporáneamente, el arte va alcanzado un reconocimiento de lo identitario, de lo colectivo, de lo ejemplar en la producción estética originaria de la población actual salvadoreña. Ésta subyace, intrínsecamente, en las venas de todos nosotros, con un fuerte componente genético cultural indígena, hoy en día forma parte de lo cotidiano, Así, como el invasor colonialista español, el cual niega la tolerancia de aceptar a la otredad cultural, a igual.

Otro elemento sociocultural que debemos de interpretar en su justo momento, es precisamente, la existencia de la presencia negra en El Salvador, la cual no se queda atrás. Prueba de ello lo encontramos en los lienzos o códices de la conquista como es el Lienzo de Tlaxcala, y en otros, en donde la presencia del negro, por primera vez es interpretada en América aparece como temática principal en las manos de los tlacuilos, artistas completos prehispánicos. Desde ese punto de vista el arte es una narración etnohistórica, la cual testimonia los sucesos de la conquista vista desde los ojos del indígena, tanto en lo vivencial como lo testimonial de los sucesos acaecidosen nuestras tierras, a igual que en todo el resto de América, que marcó con la llegada de los invasores europeos un cambio de visión en torno a la vida, estos códices son testimonio históricos vistos desde los ojos de los indígenas. En ese sentido, nuestra misión debe de ser considerada en releer lo producido estéticamente por las manos de los y las artistas indígenas del gran bagaje intelectual heredado por lo filósofos, etnocientificos y etnoartistas indígenas.

En todo caso, la categoría de “arte” es un canon bajo la simbología ideológica del ejercicio del poder occidental; no se trata de reclamar lo justo o injusto; o solamente de decir, que la producción artesanal de las artes populares, tanto en el folclor u otro término utilizado se le denomine “arte” ya que el término es apropiado desde el punto de vista etnocéntrico de las culturas occidentales, pero lo importante es a mi juicio que se eleve y se le reconozca la categoría de la producción estética de los pueblos originarios con el valor estético creativo, ideológico, político, cultural espiritual y sobretodo histórico de la iconografía producida por la mano de obra originaria. Si bien es cierto que de acuerdo a los cánones de occidente mucha de la producción estética no alcance “la calidad” o cumpla desde el nivel de llamarle arte a lo producido por la población indígena; más que eso, debe de tomarse en cuenta que la balanza no es justa, no podemos comparar con ojos de inquisición medieval neocolonialista, sí o no cumple con los cánones clásicos, desde el punto de vista de los parámetros del figurativismo del arte greco latino occidental del arte moderno, estos criterios son para el mundo estético occidental, debe de respetarse la autenticidad de lo producido con la belleza estética de los cánones de los pueblos originarios donde no caben las interpretaciones etnocentrista y eurocéntricas occidentales de calificarlas como no arte.

No se trata de cómo debe llamárseles bajo un calificativo respectivo, solamente reclamamos que corresponda a sus propios cánones de los pueblos originarios y no a los occidentales, pero entonces, ¿cómo debe de llamarles realmente?, más que simple semántica del arte debe de respetarse el valor histórico cultural y estético que encierra cada obra artística de nuestros pueblos originarios en procesos de liberación; entonces, ¿cómo debemos los creadores y trabajadores u obreros del arte y la cultura acogernos y corresponder bajo qué o cual Canon regirnos?, antes que preocuparnos de esto, debemos de considerar que el arte es considerado ideología en imágenes, y por tanto, un reflejo de la realidad social, donde el arte ha sido un arma ideológica de sometimiento, representado antiguamente en estelas y otras formas de escrituración artística, que formaban parte de los poderes hegemónicos de las castas gobernantes. En la colonia se representaba al Dios español con barba, blanco, de ojos azules, bajo la sombra de una deidad superior, que aplastaba a los antiguos ritos ancestrales mesoamericanos, por tanto debemos de considerar un reflejo de la conquista el trauma de la inferioridad de ser llamado indio,; por tanto debemos de superar este trauma de la conquista, en donde lo aplastado es sinónimo de menosprecio, de inferioridad al sometido.

Por tanto, el arte occidental refleja y comunica los procesos de dominación colonialista. Pero dialécticamente, el artista comprometido con su clase social, reivindica con su obra artística, concientiza y libera del yugo colonialista y neocolonialista, tomando a diario un fomento a las grandes capas populares del fomento de la conciencia social espiritual y para el caso, se debe y se compromete a participar de los procesos de liberación con su producción u obra artística dedicada a los pueblos indígenas, negros y populares a soltarse de los nuevos yugos neocolonialistas.

Y como lo dijeron nuestros ancestros en los numerosos poemas:

“Cortaron nuestras ramas, quemaron nuestro tronco; pero no pudieron arrancar nuestras raíces”
Pop Wuj.

Kin lahún ajmaq - día tecolut 10 de la cuenta larga- 14/oct./2009
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Arte contemporáneo y los problemas de otros conceptos

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ARTE CONTEMPORANEO MODERNO: UNA BREVE SINOPSIS AL REGISTRO ESTÈTICO SALVADOREÑO

Por Álvaro Sermeño.
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La consideración del arte contemporáneo es un sistema de complejidad de comunicación estética conceptual. En nuestro país, en materia estética poco se ha trabajado desde el campo teórico sobre dicho tema, y si se ha hecho, está dirigido a partir bajo un enfoque de las corrientes eurocéntricas del arte occidental.
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La contemporaneidad y lo moderno son dos tópicos que poco se discute, en su relación obligada entre el arte y la ideología. Precisamente, el arte es una dimensión que alcanza y sobrepasa a la labor creativa cotidiana, y debe considerarle, dentro del compromiso de producir estéticamente el reflejo de su contemporaneidad a través de la imagen estética, sea ésta: gráfica, pictórica, auditiva, digital o mediante otros medios.
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Pero que pasa con la contemporaneidad estética de lo producido en espacios que no son para UN PUBLICO ELITE CONSUMIDOR DE ARTE, o para visitantes de un grupúsculos minoritarios del poder económico, que compite frente a una gran masa necesitada de consumir arte alternativo- pero que esta producción alternativa- no es considerada por “los estetas cultos de dicha elite” como “arte”, ya que no responden a ciertos cánones, y a tal contemporaneidad, a gustos, estilizaciones, entre otros conceptos clásicos contemporáneos sobre dicha significación. Tal es el punto que se ve excluido el arte elaborado por esa masa popular que se alimenta a diario de esa contemporaneidad económica, política, social y cultural y la cual lo traduce respondiendo a su visión ideológica y política a dicha producción estético -artística.
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Sin embargo, el arte que es producto utilitario para sufragar las diferentes necesidades diarias o cotidianas de la población, o del vulgo como lo plantean “los estetas clásicos”, no es reconocido como tal, porque carece de las categorías, reglas que lo definen como contemporáneo. Qué sucede con el arte salvadoreño producido en las comunidades rurales del país, ¿y las semi urbanas, y del arte completamente urbano que se produce en las calles de las principales ciudades?, tal es el caso de numerosos grafittis y pintas que aparecen pintados en muchas paredes de San Salvador, los cuales son manifestaciones estético-ideológicas.
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Estos mismos productos colgados o montados en las “principales galerías elites o museos de prestigio” son inmediatamente considerados como tal, “obras artísticas contemporáneas”, ya que rompen con los cánones clásicos, forman parte de lo exclusivo, son productos singulares, atraviesan o cumplen con las categorías de modernidad y pos modernidad, y sobre todo son considerados artículos o artefactos denominados -obras legitimas de arte contemporáneo- u obras del arte moderno.
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Entre esta aparente relatividad cultural, es el sistema político y económico quien determina o define las reglas del juego, de lo que es considerado arte conceptual, moderno o contemporáneo. ¿Será acaso las sociedades del futuro quienes consideren lo que es moderno o contemporáneo para nuestra época?-
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Imaginémonos, una sociedad salvadoreña del siglo XXIII, que nos vea, quizás, como el medioevo centroamericano o salvadoreño a nuestro tiempo- una sociedad medieval- del pasado histórico cuscatleco, en donde gobiernan políticos onerosos, fastidiosos, ególatras y sobretodo, gobiernos impunes, entre criminales o asesinos sicarios, entre narcodiputados, terroristas que se alimentaban de las entrañas de este pueblo contemporáneo a Mons. Romero, contemporáneo a un Camilo Minero, Luís Ángel Salinas o a un Salarrué pintor, literato y escultor (este último), a una “Juana la del Mercado Central” que vende frutas o cereales de primera necesidad bajo el intenso sol; a una Julia Díaz, Claudia Lars entre otros y otras; contemporáneos a una sociedad salvadoreña que ha sobrevivido a los embates del tiempo, a las capturas, al perseguimiento desde el martinato, y durante décadas posteriores al arenato; entre otros modelos de democracia medieval neoliberal salvadoreña y modelo a seguir. La contemporaneidad es relativa al tiempo vivido, o en el cual nuestra sociedad salvadoreña (para el caso) se enfrenta al devenir histórico.
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Ante todo lo producido por esta época, es considerado “contemporáneo” en el momento histórico vivencial. Pero como lo analizaría Humberto Eco, ¿Acaso somos la sociedad medieval del futuro?
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sábado, 16 de enero de 2010

Arte mural comunitario






Fragmento de Mural de Álvaro Sermeño










SOBRE LA ELABORACIÓN DE MURALES





El arte mural comunitario*
Por Álvaro Sermeño





En El Salvador, la elaboración de murales es muy reciente, aunque existen antecedentes en nuestra historia nacional. Murales como los elaborados por el maestro José Mejía Vides es una de las muestras que se tiene; otros, como el maestro Camilo Minero, nos legara algunas de sus referencias en la elaboración de lo mágico que encierra el disfrute de pintar un mural. Carlos cañas, Armando Solis, Isaías Mata son otros referentes que nos marcan la historia de la incipiente energía creadora de la plástica muralística. Como ASTAC (Asociación Salvadoreña de Trabajadores del Arte y la Cultura-ASTAC) se ha orientado con las comunidades rurales, campesinas y urbanas, la creación de murales comunitarios, esta rica experiencia a involucrado a muchos jóvenes de estas zonas al disfrute de la pasión de pintar, entre ellos niñez, jóvenes y personas adultas, quienes han participado en este esfuerzo creativo.
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.No cabe duda que dicha labor a constituido un antecedente histórico que a partir del acompañamiento durante la guerra, y luego con la firma de los Acuerdos de Paz, se ha trabajado con mucho esfuerzo en dicho campo de la plástica nacional; las comunidades son un referente en el surgimiento de esta práctica artística invisibilizada, no cabe duda que es un inicio hacia la búsqueda de la consolidación de nuestras identidades culturales y artísticas.
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Álvaro Sermeño elaborando mural sobre paneles en el centro de la Plaza Cívica de San Salvador



Cada mural encierra una práctica social, el mural ofrece esta posibilidad. Lo importante de participar en colectivo creador es muestra de la búsqueda una identidad con espíritu democrático, en donde las oportunidades negadas a las mayorías quienes se les ha marginado y olvidado como los referentes históricos, y se ha individualizado la labor creativa, lo cual ha sido una parte de la negación del ser creativo y posibiltador de construir conciencia social, histórica en torno a la construcción de una necesaria sociedad democrática que aún no la tenemos. El arte juega un papel histórico, y como una de las formas de conciencia social, contribuye a este reto de alcanzar una sociedad, sin marginación, con justicia social y participativa a todos los sectores de nuestra sociedad.





ANTECEDENTES:



En Corinto, departamento de Morazán, existe una gruta o caverna llamada "la Cueva del Espíritu Santo"; en la cual, existe una cantidad considerable de diseños de dibujos y pinturas trazadas y pintadas sobre sus paredes, lo que significa que la región de lo cual es parte nuestro país ha estado habitado de hace miles de años. Según los especialistas, datan aproximadamente 10,000 años, lo cual corresponde al periodo neolítico. en esta gruta o caverna encontramos escenas de posibles danzas, ritos de fertilidad, representaciones de cazas de venados o ciervos, entre otras, es interesante como los antecedentes del mural salvadoreño, estriba en la búsqueda y la experimentación.



Otros antecedentes, los encontramos en el periodo prehispánico, no cabe duda que la influencia y sobre todo que nuestro país, pertenece a la región mesoamericana, nos vincula inevitablemente a numerosos murales pintados en dicho periodo, entre ellos encontramos muchos ejemplos, entre ellos la región de México, nos influenció posiblemente con murales tales como los de Papantla, Bonampac, Guatemala, la región Maya como San Bartolo, y muchos otros que se han encontrado y otros muchos que falta por ser descubiertos por la arqueología mesoamericana.
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Lamentablemente, del periodo colonial, no tenemos referencias históricas que nos ilustren o narren parte de la presencia de la elaboración de murales, sin embargo, en muchas de las antiguas iglesias centroamericanas procedentes de ese periodo, existen algunos ejemplos del trabajo en grande de las pinturas de caballete, muchas procedentes México, otras elaboradas por las manos de los imagineros en Antigua Guatemala, hay que mencionar que muchas de las obras de dicho periodo no sobrevivieron por los envates de la naturaleza, desde terremotos, deslaves de cerros y volcanes, hasta los simples cambios de gusto tanto de la feligresía como de las castas clericales. Esto, viene de alguna manera comprender la falta de muestras en nuestro país, sin embargo lo que subsiste en El salvador, son algunas escasas muestras desde el siglo XVII has ta nuestro incipiente siglo.
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La práctica de murales en El Salvador es muy escasa, pero no por eso inexistente, ultimamente encontramos algunas muestras masivas de grafittis en muchas paredes de los diferentes municipiosdel país, esto no es la exepción de nuestra ciudad de San Salvador, no cabe duda que la su presencia es mucho más en las principales ciudades del interior. En San Salvador, encontramos la práctica grafittera en los rincones en paredes de viejos edificios, en el llamado "Centro Histórico" expresa una serie de manchas y de trazos con spray o aerógrafos que muchos jóvenes pertenecientes o no a diversas tribus urbanas plasman parte de esta "locura de grafitar", ante los pocos o absolutamente negados los espacios para pintar los jóvenes a igual como lo hacen en muchas de las ciudades del mundo grafitan paredes para hacerse sentir y no invisibizarse ante los ojos de los políticos y de la población en general, aparte de marcar un control de territorialidad, el grafitti juega un papel transformador de la consciencia, de la cual hay que valerse para exigir derecho negados a nuestras juventudes latinoamericanas.
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La práctica de murales comunitarios la encontramos en el área rural. En algunas comunidades del interior del país, los y las jóvenes se organizan para plasmar un pequeño mural que les representa muchos de sus anhelos, en donde los ejes transversales representan los derechos de la niñez y la adolescencia a la educación, equidad, justicia social, defensa del medio ambiente, entre otras temáticas importantes para la población de las comunidades.




Otros blogs de Álvaro Sermeño:

http://pintandosobrelienzosyparedes.blogspot.com/

http://delasartesplsticasalapoesa.blogspot.com/


http://alvarosermeno.blogspot.com/