Mural de Álvaro Sermeño

Mural de Álvaro Sermeño
Fragmento de Mural, Autor: Álvaro Sermeño (Pintor salvadoreño)

El Arte Mural es una manifestación del arte popular del arte público

El Arte Mural es una manifestación colectiva del arte popular y del arte público, mágicamente, las paredes se tornan lienzos para los pintores y pintoras que práctican una de las más antiguas manifestaiciones del arte parietal, considerado así, por los historiadores del arte, el arte muralístico es parte de una manifestación milenaria, practicada en todos los continentes y en casi todas las antiguas culturas y sociedades del planeta, de esta manera el arte mural se llenaba de magia, en el periodo del pealeolítico superior se tornaba en rito a la caza y a la fertilidad, y en otras culturas a las conmemoraciones de los astros, la religión y el mito. Antropologicamente, se han analizado y registrado que su práctica obedeció a muchas posibilidades desde las manifestaciones rituales de la Caza hasta la simple decoración que reproduce la cromática naturales del paisaje y de las diversas formas que el pintor interpreta de la sociedad... Entrego de esta manera, parte de algunos criterios, que a manera de ensayo presento para la discusión de estos temas tan imprtante en la compresnsión del papel o rol que juega el arte mural en una sociedad como la nuestra, la sociedad salvadoreña es muy compleja y desde el campo del arte pretendemos dar una interpretación de dicha complejidad social e histórica. Así como la pintura mural, surgen otras inquietudes de la mancha sobre las paredes, desde la pinta política hasta el grafitti juvenil en sus diferentes dimensiones y sub grupos sociales,tanto urbanos como rurales, desde pandillas hasta las tribus urbanas que son parte importante de nuestro análisis integral de la realización de un arte gráfico contemporáneo que se expresa en las calles.

Presento parte de mis propuestas para que comencemos a conocer y comprender las diferentes manifestaciones de las imágenes en las paredes de nuestras ciudades, pueblos, caseríos y comunidades; desde la práctica dentro de los ritos religiosos hasta la práctica de lo profano, de lo cotidiano a lo obvio, lo cual contribuye a las imágenes plasmadas sobre las paredes que retornan a la realidad las imágenes interpretativas de este mundo material objetivo, interpretado y plasmado desde el campo de la plástica nacional hoy en día

Enlazando con los espíritus de la Tierra

Enlazando con  los espíritus de la Tierra
Enlazando con los Espíritus de la Tierra, "El Pacto", Autor Álvaro Sermeño

jueves, 21 de enero de 2010

Arte contemporáneo y los problemas de otros conceptos

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ARTE CONTEMPORANEO MODERNO: UNA BREVE SINOPSIS AL REGISTRO ESTÈTICO SALVADOREÑO

Por Álvaro Sermeño.
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La consideración del arte contemporáneo es un sistema de complejidad de comunicación estética conceptual. En nuestro país, en materia estética poco se ha trabajado desde el campo teórico sobre dicho tema, y si se ha hecho, está dirigido a partir bajo un enfoque de las corrientes eurocéntricas del arte occidental.
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La contemporaneidad y lo moderno son dos tópicos que poco se discute, en su relación obligada entre el arte y la ideología. Precisamente, el arte es una dimensión que alcanza y sobrepasa a la labor creativa cotidiana, y debe considerarle, dentro del compromiso de producir estéticamente el reflejo de su contemporaneidad a través de la imagen estética, sea ésta: gráfica, pictórica, auditiva, digital o mediante otros medios.
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Pero que pasa con la contemporaneidad estética de lo producido en espacios que no son para UN PUBLICO ELITE CONSUMIDOR DE ARTE, o para visitantes de un grupúsculos minoritarios del poder económico, que compite frente a una gran masa necesitada de consumir arte alternativo- pero que esta producción alternativa- no es considerada por “los estetas cultos de dicha elite” como “arte”, ya que no responden a ciertos cánones, y a tal contemporaneidad, a gustos, estilizaciones, entre otros conceptos clásicos contemporáneos sobre dicha significación. Tal es el punto que se ve excluido el arte elaborado por esa masa popular que se alimenta a diario de esa contemporaneidad económica, política, social y cultural y la cual lo traduce respondiendo a su visión ideológica y política a dicha producción estético -artística.
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Sin embargo, el arte que es producto utilitario para sufragar las diferentes necesidades diarias o cotidianas de la población, o del vulgo como lo plantean “los estetas clásicos”, no es reconocido como tal, porque carece de las categorías, reglas que lo definen como contemporáneo. Qué sucede con el arte salvadoreño producido en las comunidades rurales del país, ¿y las semi urbanas, y del arte completamente urbano que se produce en las calles de las principales ciudades?, tal es el caso de numerosos grafittis y pintas que aparecen pintados en muchas paredes de San Salvador, los cuales son manifestaciones estético-ideológicas.
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Estos mismos productos colgados o montados en las “principales galerías elites o museos de prestigio” son inmediatamente considerados como tal, “obras artísticas contemporáneas”, ya que rompen con los cánones clásicos, forman parte de lo exclusivo, son productos singulares, atraviesan o cumplen con las categorías de modernidad y pos modernidad, y sobre todo son considerados artículos o artefactos denominados -obras legitimas de arte contemporáneo- u obras del arte moderno.
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Entre esta aparente relatividad cultural, es el sistema político y económico quien determina o define las reglas del juego, de lo que es considerado arte conceptual, moderno o contemporáneo. ¿Será acaso las sociedades del futuro quienes consideren lo que es moderno o contemporáneo para nuestra época?-
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Imaginémonos, una sociedad salvadoreña del siglo XXIII, que nos vea, quizás, como el medioevo centroamericano o salvadoreño a nuestro tiempo- una sociedad medieval- del pasado histórico cuscatleco, en donde gobiernan políticos onerosos, fastidiosos, ególatras y sobretodo, gobiernos impunes, entre criminales o asesinos sicarios, entre narcodiputados, terroristas que se alimentaban de las entrañas de este pueblo contemporáneo a Mons. Romero, contemporáneo a un Camilo Minero, Luís Ángel Salinas o a un Salarrué pintor, literato y escultor (este último), a una “Juana la del Mercado Central” que vende frutas o cereales de primera necesidad bajo el intenso sol; a una Julia Díaz, Claudia Lars entre otros y otras; contemporáneos a una sociedad salvadoreña que ha sobrevivido a los embates del tiempo, a las capturas, al perseguimiento desde el martinato, y durante décadas posteriores al arenato; entre otros modelos de democracia medieval neoliberal salvadoreña y modelo a seguir. La contemporaneidad es relativa al tiempo vivido, o en el cual nuestra sociedad salvadoreña (para el caso) se enfrenta al devenir histórico.
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Ante todo lo producido por esta época, es considerado “contemporáneo” en el momento histórico vivencial. Pero como lo analizaría Humberto Eco, ¿Acaso somos la sociedad medieval del futuro?
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